¡ Siempre llorando he de seguir su huella,
atado a su recuerdo ennegrecido !
¡ Siempre tan triste y funeraria estrella
alumbrará mi viaje maldecido !
¡ Ya no he de amar a otra mujer más que a ella;
ni ha de tener mi corazón latido
sino para llorar sobre su huella
atado a su recuerdo ennegrecido !
¡ No encontraré una flor en mi camino,
que exhale su perfume dulce calma;
siempre será severo mi destino,
siempre el martirio me dará su palma !
¡ Y el tormento futuro que imagino,
será, tal vez, como lo pienso en mi alma:
no encontraré la muerte en mi camino,
no gozaré de su tranquila calma !
Huérfano y solo en mi desgracia intensa
nadie sus quejas de dolor oyendo,
esta terrible desventura inmensa
en mi mismo dolor se irá perdiendo,
y yo mismo, de mí tendré vergüenza,
y de mi propia maldición huyendo,
se hará terrible mi agonía intensa,
tan sólo yo, su convulsión oyendo:
Nadie, ¡ Dios mío !, ni una voz amiga,
que me vuelva al morir la dulce calma,
ni un ser, tal vez, que compasivo diga:
"en tus manos, Señor, recibe su alma".
atado a su recuerdo ennegrecido !
¡ Siempre tan triste y funeraria estrella
alumbrará mi viaje maldecido !
¡ Ya no he de amar a otra mujer más que a ella;
ni ha de tener mi corazón latido
sino para llorar sobre su huella
atado a su recuerdo ennegrecido !
¡ No encontraré una flor en mi camino,
que exhale su perfume dulce calma;
siempre será severo mi destino,
siempre el martirio me dará su palma !
¡ Y el tormento futuro que imagino,
será, tal vez, como lo pienso en mi alma:
no encontraré la muerte en mi camino,
no gozaré de su tranquila calma !
Huérfano y solo en mi desgracia intensa
nadie sus quejas de dolor oyendo,
esta terrible desventura inmensa
en mi mismo dolor se irá perdiendo,
y yo mismo, de mí tendré vergüenza,
y de mi propia maldición huyendo,
se hará terrible mi agonía intensa,
tan sólo yo, su convulsión oyendo:
Nadie, ¡ Dios mío !, ni una voz amiga,
que me vuelva al morir la dulce calma,
ni un ser, tal vez, que compasivo diga:
"en tus manos, Señor, recibe su alma".
Continuará...
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