até en mi guitarra de buen federal,
y en noche de luna canté en tu ventana
más de un suspirante cielito infernal.
Tirana unitaria, le dije a Cuitiño
que tu eras más santa que la Encarnación
y el buen mazorquero juró por su daga
que por ti velaba la Federación.
Tirana unitaria, los valses de Alberdi
quién sabe hasta cuándo bailaremos más,
ni tus ojos negros buscarán los míos
en las misas de alba de San Nicolás.
Tirana unitaria, me voy con Oribe
y allá en las estrellas del cielo oriental
seguiré cantando, tus ojos no teman
porque de Cuitiño te ampara el puñal.
Tirana unitaria, las rosas del barrio
te hablarán del día que te dije adiós,
y los jazmineros soñarán los sueños
que en días felices soñamos los dos.
Tirana unitaria, dame la magnolia
que aromó en la noche que me vio partir
bésame en los labios paloma porteña
que me siento triste, triste hasta morir.
Tirana unitaria, no olvides los versos
de aquella mañana, de aquella canción
que cantamos juntos el día de mayo
que supo el secreto de mi corazón.
Tirana unitaria, mi vieja guitarra
seguirá cantando tu sueño de amor,
y mi alma en las noches de luna
soñará por verte, por verte
en la tierra del Restaurador.
Letra de Héctor Pedro BLomberg: Vals que repara en algo la malevolencia de los triunfadores de Caseros. Junto con Cuitiño fue ejecutado Leandro Antonio Alén, su hijo (fundador de la Unión Civica Radical) cambió la "m" por la "n" para no vivir la ignominia del padre.
Cuentan que cuando un coronel de las fuerzas que debían ejecutarlos se acercó a Cuitiño y le preguntó por su último deseo, le dijo con toda serenidad: “Denme una aguja e hilo”. Y cuando le trajeron dichos elementos, empezó a coserse tranquilamente el pantalón a la camisa, lo que explicó: “Como después de fusilados nos van a colgar, no quiero que a un federal ni de muerto se le caigan los pantalones”.
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